
El prólogo de Xardiel Padilla menciona
"25 instantáneas", en realidad se trata de 50 instantáneas, 15 mujeres y
35 hombres. Y si de números se trata, cabe entonces señalar que de los
32 escritores y escritoras que proporcionan en su currículo la fecha de
su nacimiento, 4 nacieron en la década de los cuarenta; 7 en los
cincuenta; 16 en los sesenta; 3 en los setenta y 2 en la década de los
ochenta. El llamado boom de la literatura regiomontana en la década de
los ochenta, coincide con el arribo a la literatura de los nacidos en la
década de los sesenta; al concluir el 2010 tendrán alrededor de tres
décadas en el campo literario de Nuevo León.
¿Me sabes algo o me lo dices al tanteo?
Más acá de la escritura está el autor, a
veces como testigo, distante, o más o menos omnisciente, asoma en el
texto como una sombra que las palabras arrojan cuando el lector las lee.
Mérito de Héctor Alvarado es alumbrar por unos instantes los espacios
diversos donde habita la imaginación de 50 escritores de Nuevo León para
entrever que el león no es como lo pintan, ¿o si? Cada entrevista es
distinta, y aunque en algunos casos alguna pregunta se repita, no es una
encuesta y quizá se trata de una invasión disfrazada como visita
rápida.
Las preguntas están formuladas,
afortunadamente para el lector, por un escritor que comparte obsesiones
con los autores, y constituyen en parte, los dilemas que casi todo
escritor enfrenta cuando se trata de crear. En algunos casos, Alvarado
funge como cómplice del entrevistado, respetando ciertas zonas de la
vida personal o íntima. Hay un sabio refrán popular que dice de músico,
poeta y loco, todos tenemos un poco. Quizá habría que reformularlo para
esta ocasión diciendo de músico, poeta y loco, todos los escritores
tienen un mucho... salvo excepciones.
En la mayoría de las respuestas destaca
la ironía o el humor, y en algunos casos la entrevista se torna un juego
de palabras entre la ambigüedad y la confesión enmascarada. Las
preguntas indagan el quehacer literario de los escritores, pero también
escarban en su individualidad, es decir en la imagen que los autores se
han construido de sí mismos. Sin duda las instantáneas contribuyen en la
construcción de "mitos" en torno a los escritores o de algún escritor.
Los panteones literarios
La pregunta sobre los autores u obras
más frecuentados por escritores entrevistados, está formulada de
distinta manera, pero se refiere a quienes son los escritores más
significativos para los entrevistados, por el motivo o razón que sea. Lo
primero que resalta es la diversidad... hasta cierto punto. El autor
que mayor número de menciones tiene es Miguel de Cervantes. Es por demás
evidente que todo escritor, cuya lengua materna sea el español, debe
quemar incienso ante Cervantes... o el Quijote. Esto tiene que ver con
el lugar de honor (prestigio) que ocupa Cervantes en la Literatura
Universal occidental, compartido quizá por dos o tres autores
considerados monstruos sagrados de la literatura, además de que se dice
que están entre los más leídos (sin contar a los bestselleristas, off
course). El hecho es que sólidos prestigios académicos o intelectuales
se han hecho demostrando una y otra vez, la grandeza indiscutible de
estos autores. Por lo tanto, Cervantes no podría faltar en el panteón
literario de los que aspiran a ser reconocidos por los inefables
académicos, la burocracia cultural gubernamental y los despiadados
críticos que habitan algunos suplementos culturales, revistas y consejos
de editoriales. Comparten el segundo sitio Dante Alighieri y Juan
Rulfo, y no sé ustedes pero yo veo algo común entre ambos: el asunto de
los muertos. relacionado con la condenación, la culpa, el castigo, el
infierno. Asunto y temas que son parte importante de nuestra cultura
popular o no. En el tercer sitio aparecen Octavio Paz y Jorge Luis
Borges. Ambos muy admirados literariamente por unos y políticamente
abominados por otros. Sin embargo, estos autores han influido
fuertemente el campo literario con sus sugestivas concepciones de la
literatura y, por ende, del mundo. El cuarto sitio lo comparte Gabriel
García Márquez con La Biblia. Y siguiendo con proponer lo que tienen en
común, diría que el llamado realismo mágico, lo cual me llevaría a
demostrar que el realismo mágico se lo copió García Márquez de la Biblia
y nomás lo adaptó a su terruño, y como no quiero hacer tal cosa, me
retracto de lo anterior. Ni modos.
Atrás de estos consagrados vienen los
grandes escritores de culto, suicidas y "enfermos", deliciosos banquetes
para la glotonería psicoanalítica y los adeptos al electroshock: Plath,
Woolf, Pizarnik, Joyce, Dostoievski, Pessoa. Además de Paz y Rulfo,
otros mexicanos son mencionados: López Velarde, Villaurrutia, Sor Juana
Inés de la Cruz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Coral Bracho,
Eduardo Lizalde, Sergio Pitol, José Agustín, Jorge Cuesta, Jorge
Ibarguengoitia, Pita Amor, José Revueltas. Escritores de Nuevo León
mencionados sin ironía de por medio: Héctor Alvarado, José Eugenio
Sánchez, Felipe Guerra Castro y Oscar David López.
¿Y dónde quedó la Tradición Literaria?
Las respuestas que tienen que ver con la
tradición literaria son diversas, pero tienen en común que de una o
otra forma reconocen una Tradición (esa que se escribe con mayúsculas y
en negritas), aunque resulta algo abstracto y ninguno de los
entrevistados deja en claro a qué tradición se refiere. Cristina Rivera
Garza nos deja entrever que hay más de una tradición; ¿será que cada
escritor tiene una versión propia de la tradición literaria? El hecho es
que no se niega o rechaza rotundamente la Tradición literaria, sea lo
que sea lo que entiendan por tradición: o se expresan con cierto respeto
(saberla bien y luego "distancia crítica"), o con cautela diplomática
("ruptura tradicional").
Al parecer se entiende que inscribirse
claramente en una tradición literaria trae consigo pérdida de
originalidad. A la pregunta de si se siente parte de una tradición,
Jeannette L Clariond responde que cada escritor debe pertenecer a una
tradición, pero debe salir de ella y regresar con una voz propia. Sin
embargo, concluye diciendo que cree más en la posibilidad de que cada
poeta establezca su propio canon. Dulce María González no tiene problema
para decir que se inscribe en la tradición de la literatura
occidental... ni más ni menos. Uno se pregunta cómo le haría Dulce, si
tomara el consejo de J L Clariond, para salirse de la tradición
literaria occidental ( ¿y a adónde iría?) y luego regresar con su propio
canon literario.
Con las influencias sucede algo similar
que con la Tradición literaria. Existen, pero no se dice claramente
cuales son cuando se trata de estilo o recursos literarios, plagios
dirían algunos malintencionados. Las influencias que se mencionan
señalan a autores u obras admiradas, ya sea por su prestigio literario o
por el placer que la lectura de ellas les ha proporcionado. Luis Javier
Alvarado nombra como sus influencias a dos de los poetas que más han
influido a los jóvenes de distintas décadas en su actitud hacia la
poesía: Baudelaire y Rimbaud. Mario Anteo se ubica entre Joyce y
Beckett. Luis Valdez menciona a Ibarguengoitia, Poncela y Woody Allen.
Solamente Rosaura Barahona mencionará claramente en que consistió la
influencia recibida de Pedro Reyes Velásquez: rigor por la claridad y
sencillez en la prosa. Otros escritores aceptaran que tienen muchas y
variadas influencias, pero no mencionan nombres.
En relación a pertenecer o no a una
generación literaria, la mayoría de los entrevistados no se reconocen
como parte de alguna generación literaria. Pero la cosa cambia cuando se
trata de reconocerse parte de una generación en términos amplios,
cultural. SI bien son renuentes a señalar influencias literarias, una
parte importante expresa estar influido por la cultura audio visual.
José Eugenio Sánchez señala lo que tienen de similar la generación de la
que se siente parte: la información, el rock, la tecnología y la
diversidad. Iván Trejo menciona a la música y el cine. La música y junto
a ella el cine y el vestuario se convirtieron en los vehículos más
importantes del cambio cultural, de masas, en la época contemporánea. Si
algo dejan en claro las entrevistas a los escritores de Nuevo León, es
la importancia fundamental que para ellos tiene la música y el cine. Y
si de espacios donde los escritores se encuentran y desencuentran, Dulce
María González menciona algunos de los más significativos: La Facultad
de Filosofía y Letras, el Centro de Escritores (Conarte) y las cantinas.
Otro espacio que ha cobrado gran importancia en la última década y
tiende a revolucionar la vida cultural: el ciberespacio, los blogs y
redes sociales, las revistas culturales electrónicas.
La vida cultural, la crítica y el lector
Por supuesto, hay escritores que ni se
reconocen como parte de una generación de ningún tipo, o no participan
en la vida cultural y/o relegan o niegan al lector. La divisa de estos
escritores parece ser La Literatura Soy Yo y Mis Obsesiones Literarias.
Respecto a los lectores, hay quien los
busca, es decir los convoca a través de la escritura (Toscana y Parra);
los desean o imaginan (Dulce M. González, Valdés, Mendiola, Cuéllar,
Anteo); pero hay también quien los relega, o de plano los ignora
(Kullick, Montes, Ruiz, J. J. Villarreal, Covarrubias, M. M.
Villarreal); y pocos intentan perturbarlo (Jiménez y Elizondo). El hecho
es que Toscana y Parra han logrado publicar sus obras en empresas
editoriales comerciales y sobrevivir en ese medio donde los lectores
tienen una importancia primordial. Otros han publicado alguna obra, pero
no han logrado continuidad y la mayoría de sus obras se han publicado
en editoriales no precisamente comerciales, donde el lector importa pero
no es vital o determinante. Conste que aquí no se trata de un hecho que
estrictamente se remita al valor literario de las obras, pero sin duda
algo tiene que ver.
La critica literaria es vista por los
autores como un mal necesario. Luis Aguilar ve a la critica como la
posibilidad de avanzar. Parra procura aprender de la crítica objetiva.
Hay quien sufre por la críticas (Clariond, Laurent, Galindo). Otros la
soportan (Nuncio, Zambrano). También hay masoquistas que la buscan, pero
seria y fundamentada (Trejo). Belmonte y José Javier Villarreal son de
los que consideran a la critica como fundamental.
La mayoría de los escritores y
escritoras entrevistados participan en la vida cultural, pero solo
algunos consideran que tiene cierta importancia más allá de la necesaria
convivencia entre gente con el mismo oficio. Los hay interesados como
Alanís y apasionados por la grilla literaria como Parra.
En las Imágenes brindadas por Héctor
Alvarado, el lector podrá encontrar otros temas de interés que aquí no
se comentan: las obsesiones en la ardua tarea de corregir los textos, la
locura en los escritores, las manías, etc. Pero quizá lo más importante
de las Imágenes es que se trata de un libro que combina lo divertido
con lo serio, y que expresa parte de lo que son o quieren ser los
escritores de Nuevo León.
En la manufactura del libro sobresale el
diseño editorial. El cuidado de la edición presenta fallas en la
compaginación hojas repetidas, y alguna falla en la impresión. Así
mismo, no aparece el nombre, o nombres, de quien tomó las fotografías de
los escritores, y es lamentable porque se trata de un trabajo muy bueno
merecedor del crédito correspondiente.
*Alvarado, Héctor, Entrevistas.
Instantáneas con escritores de Nuevo León, Universidad Autónoma de Nuevo
León, Monterrey, N. L. 2010.
Cuidado de la edición a cargo de
Jessica Nieto y Zacarías Jiménez. Diseño editorial de Elena Herrera.
Tiraje de 1 500 ejemplares.
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